La técnica del cepillado
El cepillado de los dientes se realiza para eliminar los restos que quedan en la boca tras las comidas, pero sobre todo para eliminar la placa dental bacteriana, que es la causante de la caries dental y de la inflamación y el sangrado de las encías. La Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) nos hace las siguientes recomendaciones.
Es muy importante realizar el cepillado de forma ordenada, empezando por la cara oclusal, que es con la que mordemos, y siguiendo en la arcada superior, primero con la cara que toca la mejilla y/o los labios y luego con la cara palatina. A continuación se debe repetir el mismo proceso en la arcada inferior.
El movimiento del cepillo debe ser suave, lento, llegando bien a todos los rincones. Es recomendable evitar los movimientos con demasiada fuerza o con desplazamiento horizontal, ya que pueden producir desgaste del esmalte del diente y abrasión de la encía.
Para eliminar las bacterias del surco gingival causantes de las enfermedades de las encías se recomienda el cepillado con la técnica de Bass. Esta técnica consiste en inclinar el cepillo 45º grados entre diente y encía, de manera que los filamentos estén en contacto con el margen encía-diente y hacer movimientos muy pequeños de vibración o circulares con el mango sin presión y sin que los filamentos se lleguen a desplazar de su posición en la encía. En los dientes anteriores, por la cara lingual, se realiza con el cepillo colocado verticalmente.
Limpieza total
Debemos también limpiar la lengua con un movimiento desde atrás hacia delante, para arrastrar los restos de comida, células descamadas, mucosidades, bacterias… Este movimiento se realiza varias veces, siempre con cuidado para no provocar náuseas. Existen limpiadores o raspadores linguales especiales que facilitan este trabajo. El cepillado puede requerir entre 3
y 4 minutos.
Para limpiar entre los dientes (espacios interproximales) utilizaremos la seda o, si los espacios son amplios, cepillos interdentales de diferentes tamaños. Es muy importante limpiar estas zonas al menos una vez al día, ya que representan un 40% de las superficies dentales. Por lo tanto, si no usamos la seda dental o los cepillos interproximales, estamos dejando sin limpiar casi la mitad de la boca.
Al elegir nuestro cepillo es mejor que el tamaño del cabezal no sea muy grande y que los filamentos sean medios o suaves, para adaptarse mejor a la anatomía dental y no ser abrasivos. El cepillo se debe cambiar cada 2-4 meses.
Si usamos un cepillo eléctrico debemos recordar que ya tiene movimiento y que, por lo tanto, hemos de ir cambiando de superficie muy lentamente e, incluso, parando unos 5 segundos en cada zona. En caso de usar cepillo eléctrico se recomienda aplicarlo perpendicular a la superficie dental hasta el nivel del margen gingival.
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